Ahí estaba yo, que en verano aprovecho siempre que puedo para quitarme la parte de arriba del biquini, defendiendo el derecho de la gente a tomar el sol como le da la gana frente a varios que decían sentirse “agredidos” de alguna manera si alguien se tostaba a su lado en la playa como Dios lo trajo al mundo. Y lo cierto es que, aunque bañarse desnudo en el mar y luego secarse al sol es maravilloso, no soy yo muy de quedarme en pelotas del todo en la playa, por muy nudista que sea.